La amenza no viene de afuera....

En un tranquilo día domingo, el silencio se apoderó de las instalaciones de una empresa de seguridad mientras el sol se escondía en el horizonte. El vigilante asignado a ese turno se encontraba solo, su compañero había decidido faltar al trabajo y una falla en el suministro eléctrico sumió la zona en la oscuridad. En medio de la penumbra y la soledad, el vigilante se vio tentado a tomar un camino oscuro.

El peso de las deudas lo agobiaba, su sueldo no alcanzaba para cubrir los pagos a los bancos. La oportunidad parecía llamar a su puerta cuando descubrió que una zona del almacén carecía de seguridad. Sin pensarlo dos veces, se adueñó de dos valiosas cocinas industriales y las cargó en la camioneta de la empresa. Bajo el velo de la noche, las llevó hasta la casa de un amigo cercano y, con una mentira a flor de labios, le pidió que las guardara temporalmente.

Al amanecer, el encargado de la empresa notó la ausencia de las cocinas y de inmediato inició una investigación. Las sospechas apuntaron directamente al vigilante. Tras un interrogatorio persistente, la verdad se hizo evidente: el vigilante confesó su delito. Sin embargo, aún quedaban preguntas por responder y el polígrafo se convirtió en el siguiente paso en busca de la verdad.

El día siguiente, el vigilante fue sometido a la prueba del polígrafo. Las preguntas abarcaban desde su participación en el robo, existencia de colaboradores, hasta la posibilidad de más delitos durante su año de servicio en la empresa. El polígrafo, con su capacidad de detectar la veracidad de las respuestas a través de las reacciones fisiológicas, desenmascaró los detalles más insospechados del incidente.

La historia del vigilante y el poder del polígrafo nos recuerdan la necesidad de contar con herramientas confiables para asegurar la integridad de nuestras empresas. Su mera existencia actúa como un disuasivo para aquellos que podrían considerar traicionar la confianza depositada en ellos.

No debemos subestimar el valor de la selección adecuada del personal y la realización de exámenes periódicos para mantener un entorno laboral seguro y protegido.



Entre la Sombra y la Verdad: Cómo el Polígrafo Descubrió la Traición en las Profundidades Empresariales de Lima

 

En las profundidades de una oscura conspiración, una empresa en la bulliciosa ciudad de Lima se enfrentaba a un peligro inminente. Malos elementos se habían infiltrado en sus filas, sobornados y corrompidos para obtener información confidencial y desatar el caos en su seno. Sin embargo, gracias a un experimentado poligrafista y su rutinario procedimiento, la tragedia fue evitada y la empresa pudo mantenerse a salvo.

En medio de la monotonía de un día rutinario, un empleado llamado Carlos notó ciertas irregularidades en su entorno laboral. Sospechas de traición y filtración de información comenzaron a sembrarse en su mente. Fue entonces cuando tomó una decisión que cambiaría el rumbo de la historia de la empresa: solicitó una evaluación poligráfica para desenmascarar a los posibles traidores.

El poligrafista designado, reconocido por su destreza y experiencia, se adentró en el mundo oculto de las respuestas fisiológicas. Sus habilidades eran una combinación de ciencia y intuición, capaces de descubrir la verdad detrás de las mentiras más elaboradas. Con sutileza y profesionalismo, sometió a los empleados a una serie de preguntas cruciales mientras los sensores del polígrafo registraban las respuestas de sus cuerpos.

Fue entonces cuando el velo de la decepción se levantó. Los gráficos impresos en el polígrafo revelaron patrones de engaño, confirmando las peores sospechas. Algunos empleados, seducidos por el brillo de la corrupción, habían sido sobornados para traicionar a la empresa. Estos malos elementos planeaban vender información confidencial, amenazando la estabilidad y la reputación de la compañía.

El experimentado poligrafista actuó rápidamente, informando a la alta dirección sobre los puntos vulnerables de la empresa y los planes maliciosos que estaban a punto de llevarse a cabo. Las autoridades fueron alertadas y medidas de seguridad adicionales fueron implementadas para evitar cualquier daño mayor. Gracias a la detección oportuna, la empresa pudo salvaguardar sus activos y proteger la confianza de sus clientes.

Este relato no solo es un testimonio de la eficacia del polígrafo, sino también de la importancia de contar con expertos capacitados y vigilantes. En un mundo lleno de amenazas ocultas, donde la traición puede enmascararse entre sonrisas y palabras dulces, el polígrafo se convierte en el escudo que defiende a las empresas valientes de las garras del engaño.

Hoy, esa empresa de Lima ha fortalecido su seguridad y su cultura de confianza. Sus empleados saben que su integridad no será comprometida y que cualquier intento de traición será desenmascarado. Y todo gracias a la valentía de aquellos que creen en el poder del polígrafo y en la capacidad de un experimentado poligrafista para detectar a tiempo los malos elementos y proteger lo que más valoran.

 

El Polígrafo: Una Luz en la Oscuridad de la Subjetividad Judicial


 

En los últimos 50 años, hemos sido testigos de innumerables juicios basados en meras opiniones subjetivas, donde la verdad se ha visto oscurecida por la falta de pruebas contundentes. Esta realidad ha generado una sensación de injusticia en la sociedad, dejando en entredicho la integridad y la efectividad del sistema judicial. Sin embargo, en medio de esta nebulosa, una herramienta ha emergido como una opción para obtener una visión más clara y objetiva de los hechos: el polígrafo.

Desarrollo:

A lo largo de décadas, hemos visto cómo testimonios contradictorios y falibles han llevado a juicios que se han convertido en batallas de palabras, dejando a los jueces y jurados con la difícil tarea de determinar la verdad en base a meras opiniones subjetivas. ¿No merece nuestra sociedad una justicia más sólida, respaldada por pruebas tangibles y objetivas?

Es en este contexto que el polígrafo se alza como una opción revolucionaria. A diferencia de los testimonios humanos, este instrumento utiliza tecnología avanzada para medir las respuestas fisiológicas de una persona y determinar su veracidad. La ciencia detrás del polígrafo no deja espacio para el engaño o la manipulación. Los datos recopilados a través de la monitorización de la frecuencia cardíaca, la conductancia de la piel y otros indicadores biológicos ofrecen un panorama objetivo de la veracidad de las declaraciones.

El polígrafo se convierte así en un faro de esperanza en un sistema judicial plagado de incertidumbre. No solo ofrece una mayor confiabilidad en los resultados, sino que también permite una visión más clara de los hechos en disputa. Ya no estamos a merced de testimonios subjetivos que pueden estar influenciados por la manipulación o los prejuicios. El polígrafo nos brinda una oportunidad de restablecer la verdad y restituir la confianza en el sistema judicial.

Conclusión:

En un mundo donde la verdad es a menudo una víctima silenciosa de la subjetividad humana, es hora de abrazar herramientas objetivas y científicas que nos permitan alcanzar una justicia más transparente y equitativa. El polígrafo se presenta como una opción sólida para disipar las sombras de la incertidumbre y proporcionar una visión más clara de los hechos. Es hora de dejar atrás los juicios basados en meras opiniones y dar paso a una era en la que la verdad sea respaldada por pruebas irrefutables. El polígrafo nos brinda esa oportunidad, y es nuestro deber como sociedad aprovecharla para construir un sistema judicial más justo y confiable.

Contáctanos al teléfono 945-058-573 para obtener más información sobre cómo el polígrafo puede ayudar a esclarecer los hechos en situaciones legales y tomar decisiones más informadas.


"En un mundo empresarial cada vez más competitivo, contar con un equipo confiable y comprometido es fundamental para el éxito de cualquier organización. Pero, ¿cómo asegurarse de contratar a personas honestas y confiables? La respuesta está en la implementación de evaluaciones poligráficas en los procesos de selección de personal. 

El polígrafo, también conocido como la "máquina de la verdad", es una poderosa herramienta que permite detectar engaños y mentiras a través del análisis de las reacciones fisiológicas de un individuo. Esta tecnología, respaldada por años de investigación y desarrollo, brinda numerosos beneficios a las empresas. 

En primer lugar, el uso del polígrafo permite filtrar candidatos y garantizar que solo aquellos que demuestren honestidad y confianza sean considerados para formar parte del equipo. Esto reduce significativamente el riesgo de contratar a personas con antecedentes problemáticos o poco éticos, protegiendo la reputación y la integridad de la empresa.

 Además, las evaluaciones poligráficas actúan como un disuasivo efectivo para aquellos individuos que podrían considerar el engaño como una opción. El simple hecho de saber que se someterán a este proceso de verificación de veracidad puede generar un efecto preventivo, desalentando comportamientos deshonestos desde el inicio. 

Otro beneficio clave del polígrafo es su capacidad para revelar información oculta que no se podría obtener de otra manera. Las preguntas relevantes y la lectura de las respuestas corporales proporcionan una visión profunda de la personalidad y la honestidad de un individuo, brindando a las empresas una mayor comprensión de quiénes son realmente sus candidatos. 

En resumen, la incorporación del polígrafo en los procesos de selección de personal aporta una capa adicional de seguridad y confianza a las empresas. Permite construir equipos sólidos, reducir riesgos y proteger los intereses de la organización. No hay duda de que el uso del polígrafo se ha convertido en una práctica cada vez más valorada en el ámbito empresarial moderno".

POLIGRAFO

 "Sumérgete en un mundo de verdades y mentiras entrelazadas, donde las emociones ocultas se revelan y la intriga alcanza su punto máximo. Descubre el poder del polígrafo, la herramienta definitiva que desentraña los secretos más profundos. 

El polígrafo, el juez de la verdad, nos guía a través de un viaje fascinante hacia la honestidad sin filtros. Desde investigaciones cruciales hasta la seguridad empresarial, este dispositivo tecnológico de vanguardia abre las puertas a un nuevo nivel de confianza y claridad. 

Siente la adrenalina de cada pregunta, mientras el polígrafo desvela la autenticidad de cada respuesta. Sus gráficas meticulosas capturan los latidos del corazón y los cambios en la respiración, exponiendo los engaños más sofisticados. 

En un mundo lleno de engaños y falsedades, el polígrafo se alza como el defensor de la verdad. Descubre su poder hoy mismo y deja que la honestidad reine. ¿Te atreves a enfrentar la prueba del polígrafo?



EL TECNICO ES EL CULPABLE....!

Alguien que tenía agregado a mis contactos me estaba llamando al celular. Deje que sonara uno segundos mientras trataba de recordar quien era. Era un nombre de mujer. Hice un esfuerzo por visualizar esta persona, pero nada.

Estaba un poco ocupado y por regla siempre me ocurre lo mismo que cuando más ocupado estoy, por alguna misteriosa ley no escrita, me llegan más llamados que nunca.

Bueno, al menos no era de esos números raros y desagradables que te anuncian cosas que no has solicitado o alguna campaña bancaria anunciando préstamos a intereses imposibles de pagar.

¿Hola? ¿Buenas, que tal? ¿Soy Susana de la clínica (nombre ficticio) Cómo está? Mire tengo un problema, necesito evaluar a una persona porque me han robado una caja completa de pruebas rápidas de Covid.  Me decía la voz.-

Todavía estaba procesando sus palabras y el tono familiar con el que me hablaba como si fuéramos conocidos de siempre, pero como no me venía a la memoria nada y entre sus palabras había escuchado que quería una evaluación, atiné correspondíendo de manera automática a su familiaridad con un: Claro!... No hay problema. Envíeme a la persona y con gusto la atiendo. 

A lo que respondió de manera acelerada con una avalancha de interminables argumentos, hechos y descripciones, siempre en forma coloquial y cada vez más y más informal, soltando de rato en rato una risita monótona e irritante.

- Bueno, no se preocupe. Dije. -

El preocupado era yo porque prácticamente me está diciendo que la persona que me estaba enviando era el culpable y mi mente jugaba descontrolada entre sus palabras con imágenes de un verdugo ejecutando a un pobre infeliz.

- Envíeme por WhatsApp los datos y qué es lo que quisiera preguntarle directamente a la persona.  Contesté -

Luego cuando le dije el costo me pareció sentirle un cambio de velocidad y casi disimulando me decía que una persona se pondría en contacto conmigo.

A los dos días alguien me llamaba preguntándome la dirección para una evaluación por una acusación de robo. Era el técnico de aire acondicionado que había estado realizando una instalación en la clínica de la doctora Susana el día que se perdieron las pruebas rápidas de Covid.

Mi sorpresa fue grande cuando concluí que el evaluado luego de un procedimiento estandarizado, realizando dos preguntas relevantes, una de autoría y otra de conocimiento, había salido aprobado con un alto puntaje positivo.

El proceso había sido relativamente fácil. Era el típico evaluado indignado por la acusación que de manera ingenua había negado una tras otra las preguntas de mentira probable.

En realidad, su lenguaje corporal y testimonio coincidían en gran manera causándome un conflicto interno que crecía a medida que iba calificando las gráficas.  

La doctora en su llamada telefónica había sido muy convincente también, pero su testimonio se notaba que era producto de prejuicios, además daba por sentado que sus colaboradores de la clínica estaban fuera de toda sospecha. Cosa que por experiencia se que nunca se debe de hacer en una investigación y menos acusar a alguien sin pruebas.

Las gráficas eran concluyentes. Este tipo era inocente. 

Lo que alivió un poco la carga era que al final el que pagó el servicio fue el técnico y no la doctora. Tarifa que para el mercado local es alto e inusual. Tanto que la misma doctora se tomó su tiempo para convencer al dueño de la empresa de aire acondicionado que eran ellos los que debían asumir el costo amenazándoles con retener el pago que les tenía pendiente si no pasaban por la prueba de polígrafo.

El tipo contento y aliviado de la presión me pidió que le envíe una copia del informe a su jefe y a la doctora. Estaba feliz, podía continuar con su vida.  

Aunque que era relativamente joven nunca lo habían calumniado tan ferozmente, y lo del polígrafo lo había sorprendido de manera inusual, sin embargo la colaboración que presto y ecuanimidad durante la entrevista, me habían dado una buena impresión que luego las gráficas corroborarían.

La doctora me conocía por un caso anterior donde un IPhone se había perdido de sus instalaciones. Aquella vez se evaluó a cinco personas. Una sola había reaccionado a la pregunta relevante.  

Ahora me tocaba darle la noticia a la doctora. Le envié un mensaje por WhatsApp que dejó en "visto" y recién al día siguiente me llamó. Esta vez con un tono de voz grave y pausado. 

No me esperaba algo raro o desatinado de su parte, pero es que me imagino su sorpresa. Sorpresa porque su gente era culpable. Entonces la presión ya no era para mí, sino que era ella quien tendría lidiar con un ladrón escondido. Un lobo disfrazado de oveja...

Señor Ramírez, no fue el joven. Salio bien en la prueba. -Me dijo -

Si. No hay indicios que este mintiendo. -Contesté -

Ok, no se preocupe, gracias. Estamos en contacto. Hasta luego... Colgó -

Al mes me citó en sus instalaciones y luego de evaluar al personal, entre ellos una mujer de procedencia venezolana, quien desempeñaba las labores de limpieza en la clínica, pero que en su país trabajaba como educadora.

Dos evaluadas reaccionaron a las preguntas relevantes.  Una de ellas encargada del laboratorio y la otra, técnica enfermera. Luego me enteré que eran amigas íntimas.  

La segunda manifestó un nerviosismo inusual. Me quiso dar una dirección de domicilio distinto y su lenguaje corporal era demasiado evidente. Sus escusas, muy comunes entre los que se les encuentra reacciones indicativas de engaño se repitieron varias veces durante la evaluación.

La encargada del laboratorio tuvo un lenguaje no verbal confuso. Fue al comienzo muy ceremonial utilizando términos formales, pero luego del rapport cambió 180 grados. Algo que no me agrada mucho porque me toca asentir a sus comentarios sin sentido siguiéndole la corriente hasta obtener alguna pista.

La doctora quedó satisfecha. Había tenido un tiempo para reflexionar y dejar de llevarse por prejuicios para reconocer que su gente había cometido una falta tan tonta pero grave pues estaba de por medio la confianza.

De manera premonitoria, por una celebración de cumpleaños no autorizada ocurrida unos días previos a las evaluaciones, había suscitado un entredicho entre una de ellas y la gerente que dejó en evidencia cierto resentimiento.


¿SE EQUIVOCÓ EL POLIGRAFO?

 

Las oficinas del gerente y sus directores se alzaban majestuosas en una sección apartada, reservada únicamente para personal autorizado. Dos veces por semana, las empleadas de mantenimiento ingresaban bajo estricta supervisión para llevar a cabo sus tareas rutinarias de limpieza. Una de ellas se encargaba de recoger la basura y trapear meticulosamente, mientras que la otra se aseguraba de eliminar cualquier rastro de suciedad, pasando el plumero por cuadros, estantes y escritorios con delicadeza.

Estas oficinas eran un reflejo de elegancia, diseñadas para albergar a personal de alto rango. Los detalles de los muebles y accesorios eran exquisitos. Los sillones neumáticos, ergonómicos y forrados en cuero legítimo, brindaban un confort inigualable. Los escritorios, importados directamente de Londres, estaban fabricados con materiales de calidad como caoba, acero inoxidable y vidrio templado. Cuadros artísticos originales adornaban las paredes, algunos exhibiendo fotos conmemorativas, logros académicos y finos obsequios de empresas aliadas.

La oficina de la directora regional, ubicada al frente del directorio, no difería en absoluto. Estaba decorada con los mismos detalles originales, incluyendo un cuadro en 3D que exhibía un pequeño encendedor de oro rojo regalado por China Gas Holdings de Hong Kong a todo el equipo directivo.

 

Su hijo mayor, el favorito, se casaba, algo que ella nunca pensó que ocurriría debido a su edad y al miedo que sentía de verlo alejado de ella. Cuando conoció a la novia, no pudo ocultar un tic desagradable que recorrió su rostro arrugado. Los años de vida difícil como madre soltera le habían dado el derecho de expresar sin reservas lo que pensaba, especialmente cuando se trataba de su hijo preferido.

La novia era bonita pero algo pasada de peso y sin forma, aunque tenía un rostro amable. "Esas son las peores", pensó ella. La novia se acercó de repente y la besó, abrazándola en un gesto interminable que dejó el persistente olor a detergente y lejía impregnado en sus ropas.

Después de la cena, el vino fue descorchado y las botellas de cerveza se esparcieron por el suelo de la sala como un accidente de tráfico. Fue una señal positiva. La novia encajaba perfectamente en la familia. No solo estaba vestida con ropa impecable, sino que también disfrutaba de una buena comida y tenía la capacidad de soportar el alcohol hasta altas horas de la noche. Sin duda, un buen augurio.

La madre se encargó de organizar la boda de su hijo con entusiasmo. Invitó a todo el vecindario, aseguró la comida y las bebidas, y contó con la ayuda económica del tío y la familia de la novia. Solo faltaba el viaje de luna de miel, algo que ilusionaba a la madre mientras veía sus telenovelas turcas. Sin embargo, el dinero no alcanzaba. Su hijo intentó minimizar el hecho, pero su corazón le decía que su Kiko se merecía ese viaje. Era imprescindible que viajaran a su luna de miel juntos.


El autobús esperaba a las últimas dos empleadas. Siempre eran las más rezagadas del grupo, corriendo y cambiándose apresuradamente en el vestuario. Juanita notó que su compañera, María, parecía más distraída que nunca. Era su último día de trabajo antes de las vacaciones, pero eso no justificaba su apatía durante toda la jornada. María se había olvidado de pasar el plumero en dos oficinas y no había recogido la basura del cubo en el directorio.

"¡Apúrate, María! ¡El autobús nos va a dejar!", exclamó Juanita impaciente.

Mientras María se cambiaba en el vestuario, su mente estaba enfocada en una sola cosa: el vigilante que revisaba las pertenencias de los empleados a la salida. Era la única amenaza que podía arruinar el tan ansiado viaje de luna de miel de su hijo.

 

El nombre de GMC Contratistas brillaba en la pantalla del teléfono. Era un cliente antiguo, pensó mientras contestaba la llamada. "Hola, buenas tardes. ¿Cuánto tiempo ha pasado?"

"Hola. ¿Qué tal? Sí, necesito dos evaluaciones lo más pronto posible", dijo el cliente.

"Claro, ¿qué ha sucedido?", preguntó el Poligrafista.

"Voy a enviarte a dos empleadas encargadas de la limpieza de la zona VIP. Hemos perdido un dije de oro en la oficina de la directora regional, y dado que es una zona supervisada, lo más probable es que una de ellas sea la responsable del robo", explicó el cliente.

"¿Un dije de oro? ¿En serio?", expresó sorprendido.

Dos mujeres de aspecto sencillo y nerviosas se presentaron en el lugar acordado. Aunque parecían despistadas, la tensión y el miedo se reflejaban en sus rostros. Ambas se sometieron a las evaluaciones correspondientes, y aunque no habían robado, su reticencia a proporcionar información las convertía en cómplices potenciales.

A pesar del trato amable y de la experiencia en la realización de procedimientos delicados en los que el honor de las personas estaba en juego, la parafernalia del polígrafo a veces resultaba intimidante y podía influir negativamente.

Sin embargo, por su amplia experiencia, el evaluador sabía que al final, los honestos siempre saldrían adelante, sin importar las demandas a las que se enfrentaran.

Los informes indicaron que no se detectaron reacciones engañosas en ninguna de las dos evaluadas, sorprendiendo al cliente. No podía ser. Los analistas de seguridad, tanto del contratista como del cliente, habían llegado a la conclusión de que el personal de limpieza era responsable del robo. Parecía que el polígrafo había fallado en esta ocasión.

Quince días después, el celular volvió a sonar, anunciando la llamada del mismo cliente que anteriormente había pagado las dos últimas pruebas sin comentarios adicionales. La voz del cliente no brindaba muchas pistas, pero lo que le dijo al escritor lo dejó perplejo.

Una tercera empleada iba a someterse a la prueba. Era María, la misma que no había sido considerada anteriormente en las evaluaciones debido a que se había ido de vacaciones un día antes.