Había una vez una próspera empresa familiar llamada
"Fábrica de Joyas Gómez". Fundada por el patriarca de la familia, Don
Manuel Gómez, la empresa se dedicaba a la creación y venta de hermosas joyas y
accesorios de alta calidad. A lo largo de los años, la empresa creció y se
convirtió en un referente en la industria joyera.
Sin embargo, a medida que la empresa prosperaba, comenzaron
a ocurrir robos misteriosos. Las joyas más valiosas y los metales preciosos
parecían desaparecer misteriosamente de la bóveda de la empresa. Todos estaban
desconcertados y preocupados por la situación, ya que no podían entender cómo
alguien podría tener acceso a las joyas de manera tan fácil.
La empresa estaba dirigida por tres hermanos: Carlos, Marta
y Octavio Gómez. Cada uno de ellos tenía un papel importante en el negocio.
Carlos era el gerente general, Marta manejaba las finanzas y Octavio era el
jefe de seguridad. La familia estaba devastada al pensar que uno de sus propios
miembros podría estar involucrado en los robos, pero no había pruebas concretas
para acusar a nadie.
La tensión en la familia y en la empresa iba en aumento, y
la confianza entre los hermanos se estaba erosionando. Fue entonces cuando
decidieron tomar medidas drásticas para resolver el misterio de los robos.
Contrataron a un psicólogo experto en el uso del polígrafo, el Dr. Ricardo Morales,
para llevar a cabo una serie de pruebas en todos los miembros de la familia y
el personal de la empresa.
El Dr. Morales comenzó su trabajo minucioso. Entrevistó a
cada uno de los hermanos Gómez y a los empleados clave. Realizó pruebas de
polígrafo en un ambiente controlado. La tensión en la empresa era palpable
mientras esperaban los resultados.
Los resultados de las pruebas fueron sorprendentes. Octavio,
el jefe de seguridad, fue el primero en someterse al polígrafo. Para sorpresa
de todos, las pruebas indicaron que estaba mintiendo cuando negaba su
participación en los robos. Marta, la encargada de las finanzas, también mostró
signos de engaño. Carlos, el gerente general, resultó ser el único miembro de
la familia que no mostró señales de mentira.
Con pruebas en mano, confrontaron a Octavio y Marta.
Inicialmente, negaron su participación en los robos, pero ante la abrumadora
evidencia, finalmente confesaron. Ambos habían estado robando joyas y metales
preciosos durante años, aprovechándose de su posición y conocimiento de los
sistemas de seguridad de la empresa.
Carlos, con el corazón roto por la traición de sus hermanos,
tomó medidas inmediatas para resolver la situación. Llamó a la policía y
presentó las pruebas. Octavio y Marta fueron arrestados y enfrentaron cargos
por robo. La familia Gómez decidió reestructurar la empresa y mejorar sus
sistemas de seguridad para evitar futuros incidentes.
Aunque la confianza entre los hermanos quedó gravemente
dañada, la empresa familiar finalmente pudo superar la crisis gracias a la
intervención del Dr. Morales y el uso del polígrafo. La historia de la Fábrica
de Joyas Gómez sirvió como recordatorio de que incluso en las empresas
familiares más exitosas, es esencial mantener un sistema de control y rendición
de cuentas para proteger el legado y la integridad de la empresa.
ficción