Qué dice la psicología sobre mentir

Mentir es una capacidad innata en todos los seres vivos, según el reconocido psicólogo británico Prof. Richard Wiseman. Su investigación reveló que el 40% de los niños de tres años, recién aprendiendo a hablar, ya mienten. La mentira se ha convertido en un tema fascinante en psicología.

La perspectiva biopsicológica, una de las cinco perspectivas contemporáneas, se centra en cómo nuestros genes, hormonas y sistema nervioso interactúan con el entorno para influir en diversos aspectos de nuestra vida. Los biopsicólogos explican la mentira en términos de procesos bioquímicos y estructuras corporales que impulsan este comportamiento. Según ellos, mentimos porque nuestro cerebro nos indica que lo hagamos. Esta perspectiva sostiene que la capacidad de mentir está codificada en nuestra genética como una necesidad básica para la supervivencia.

Incluso los animales utilizan la mentira como una estrategia para obtener comida o buscar pareja, lo cual es el uso más fundamental de la mentira. Nuestro cerebro nos impulsa a mentir como una forma de asegurar nuestra supervivencia. A través de la evolución, los seres humanos han desarrollado esta capacidad como una estrategia efectiva para sobrevivir.

Algunos psicólogos argumentan que heredamos este rasgo de nuestros antepasados y que la habilidad de mentir está arraigada en nuestra composición biológica. Sin embargo, no tenemos un control total sobre este rasgo y, aunque podemos esforzarnos por no mentir, la tendencia a hacerlo persiste.

La perspectiva conductista, iniciada por John B. Watson, se centra en cómo los organismos aprenden y modifican su comportamiento en respuesta a las recompensas o castigos del entorno. Desde este enfoque, la mentira se explica como un comportamiento aprendido que es recompensado. Algunas personas pueden mentir compulsivamente debido a experiencias previas en las que fueron recompensadas por ello. Los conductistas proponen el castigo como una forma de controlar el comportamiento de mentir, y también utilizan la observación de gestos y lenguaje para detectar mentiras.

Desde la perspectiva cognitiva, los psicólogos estudian cómo procesamos, almacenamos y utilizamos la información, y cómo esto influye en nuestra percepción, aprendizaje, memoria, creencias y emociones. Para ellos, comprender la mentira implica examinar los procesos mentales involucrados. Se centran en lo que la mente de una persona piensa cuando miente y cómo percibe la situación en la que se encuentra.

Los psicólogos cognitivos pueden explicar la elección de mentir en función de la percepción de la persona y buscar formas de cambiar esa percepción para evitar la mentira. Manipular la percepción de alguien puede llevar a un cambio en su forma de ver el mundo y, por ende, reducir su tendencia a mentir.

La perspectiva psicoanalítica, desarrollada por Sigmund Freud, pone énfasis en los miedos, deseos y motivaciones inconscientes, y cómo estos influyen en el pensamiento, comportamiento y desarrollo de la personalidad. Según esta visión, la inconsciencia determina elcomportamiento de una persona, incluyendo la propensión a mentir. Los psicólogos psicoanalíticos creen que experiencias no resueltas en la infancia se almacenan en el inconsciente y se convierten en recuerdos y pensamientos reprimidos que influyen en el comportamiento de mentir.

En resumen, la capacidad de mentir está presente en todos los seres vivos y se ha desarrollado a lo largo de la evolución como una estrategia para la supervivencia. Desde diferentes perspectivas psicológicas, se explican los procesos biológicos, conductuales, cognitivos y psicoanalíticos que están involucrados en la mentira. La comprensión de estos aspectos nos permite estudiar y abordar la mentira desde diversas dimensiones psicológicas.